viernes, 22 de agosto de 2014

Zaragoza

Zaragoza, situada en un importante enclave fluvial y comercial a orillas del río Ebro fue fundada por los romanos en el año 14 a.C. sobre el poblado íbero de Salduie, con el nombre de Cesaraugusta, a mayor gloria del emperador Augusto.

Actualmente tiene entorno a 700.000 habitantes y es la capital de la Comunidad Autónoma de Aragón. Es conocida en toda España por ser un importante centro de peregrinación mariana, al albergar lal famosa Basílica de la Virgen del Pilar.

Plaza y Basílica del Pilar

A la caida del imperio romano, fue tomada por suevos y visigodos, hasta la conquista islámica en el 714 de la ciudad por parte del caudillo yemení Musa ibn Nasur. Se sucede un periodo de más de dos siglos en los que la familia muladí de los Banu-Quasi ostenta el poder intermitentemente, en la que se convierte en la capital de la Marca Superior con el nombre de Saraqusta. La Marca abarcaba una amplia zona del valle del Ebro, y era la frontera del emirato y posterior califato de Córdoba con los reinos cristianos del norte. Disfrutó de una amplia autonomía con respecto a otras zonas de Al-Andalus, y finalmente se erigió en reino taifa en el 1018, tras la caída del Califato de Córdoba.

Murallas romanas y Torreón de la Zuda

Durante el periodo de la taifa hudí, se desarrolla una época de gran esplendor económico y cultural. Se construye el magnífico Palacio de la Aljafería, sede actual del parlamento aragonés, y se produce una fructífera convivencia entre las tres culturas. En 1118 la ciudad cae en manos de Alfonso I el Batallador, pasando a integrarse desde entonces en el Reino de Aragón.

Patio de la Aljafería

En el trazado de la actual ciudad es fácil distinguir el perímetro romano, ya que coincide exactamente con la actual calle Coso, el margen derecho del Ebro y un paño de la muralla que puede contemplarse en la Avenida César Augusto. También se mantienen el trazado el Cardo (c/ Don Jaime) y Decumano (c/ Mayor y c/ Espoz y Mina). El Foro de la ciudad estaba situado bajo la plaza de la Seo, muy cerca del muelle fluvial.

Calle Alfonso I, en el centro comercial

Este año 2014 se ha declarado como el Año de Octavio Augusto, por cumplirse en Agosto (mes que le debe su nombre) el segundo milenario de su muerte, y con ese motivo, la ciudad de Zaragoza ha preparado una serie de actos y exposiciones conmemorativos. Es muy recomendable realizar una visita a los cuatro Museos de la Ruta de Cesaraugusta: el del Foro, el del Puerto fluvial, las Termas públicas y el Teatro Romano, un grandioso escenario con aforo para 6.000 personas, que apareció en los años 70 en el subsuelo de la judería de la ciudad.

Teatro Romano

Además de su pasado romano, en la ciudad también se pueden descubrir rincones renacentistas, barrocos y un espléndido ramillete de iglesias de estilo mudéjar: La Magdalena, San Pablo, San Miguel de los Navarros, San Gil Abad y la Seo.


Iglesia de La MagdalenaLa Seo de Zaragoza

También hay que destacar las numerosas referencias urbanas a la resistencia heroica de la ciudad a la invasión napoleónica, tanto en el nombre de las calles, como en placas y monumentos conmemorativos.

La judería de Zaragoza

Se supone, aunque no hay pruebas testimoniales de ello, que los primeros judíos se asentaron en la ciudad entorno al siglo III d.C. y desde primera hora, ocuparon la zona denominada "piedras del Coso" junto a la muralla romana de la ciudad, en el entorno de las calles Verónica (en la que estaba la alcaicería), la iglesia de la Magdalena, San Pedro Nolasco, la plaza de San Carlos y la calle de San Jorge.  Además incluía un tramo de la calle de Don Jaime. Contaba con un muro que la separaba de la zona cristiana y seis puertas de comunicación con ésta. Existía una fortaleza denominada Castillo de los judíos en el solar del actual Seminario y Plaza de San Carlos, que concentraba diversos servicios a la comunidad. Era la Sinagoga Mayor, cárcel, carnicería y hospital. Se constata la existencia de al menos otras cuatro sinagogas más.

Menorah en el Palacio de Los MorlanesRincón de la Judería

Si nos fijamos un poco en el palacio renacentista de Los Morlanes, justo enfrente del Seminario, podremos ver una curiosidad o coincidencia, o puede que algo más. Justo en la parte superior del frontispicio de una ventana, se aprecia con claridad una menorah de piedra. La justificación es que es una representación de la monarquía en sí, y le pareció al artista que nadie mejor que David, Salomón, Saúl y la Reina de Saba...

En la Edad media, se amplía la judería extramuros, entre la iglesia de San Miguel de los Navarros y el Coso, creándose una serie de callejones o callizos paralelos, de los que sólo queda el trazado de tres de ellos: Flandro, Ibarra y Rufas. Es justamente en esta zona en la que se localizan los baños judíos de Zaragoza, del s. XIII, que se encuentran en el subsuelo de un moderno inmueble en la Calle Coso 126-132. Actualmente no pueden visitarse, pero puede contemplarse una fotografía mural en el portal.

Imagen de los baños judíos

La convivencia entre judíos y musulmanes fue siempre excelente. Son numerosos los los miembros de la comunidad judía de Saraqusta que destacan en diferentes ámbitos: los visires Yekutiel ben Isaac (mecenas de Ibn Gabirol durante el tiempo en que residió aquí) y  Abú al-Fadí Hasdai, el filósofo Ibn Paquda, los médicos Yoná ibn Yanah e Ibn Buqlaris, y Yehuda Halevi, natural de Tudela y formado en Zaragoza

Con la conquista de la ciudad por parte de Alfonso I el Batallador, los judíos son considerados fieles y leales vasallos, a los que se protege y de los que se obtiene una interesante fuente de financiación para las empresas reales, pero a partir de la segunda mitad del siglo XIV, la situación cambia drásticamente, debido a la oleada antisemita desatada en todo el país por las prédicas católicas. El rey Juan I de Aragón es el único que protege decididamente las aljamas y castiga los desmanes, que en la ciudad no tienen incidencia ninguna por encontrarse el monarca presente. Después de estos dramáticos hechos y de la peste negra que diezmó la población, se estima que el número de judíos de la ciudad estaba en torno a 1.500, al acogerse a refugiados de otroslugares cercanas. En esta época, ejercía de rabino mayor el filósofo Hasdai Crescas y la aljama de Zaragoza era la mayor de todo el reino.

Finalmente, como en el resto del territorio de Castilla y Aragón, se decreta su expulsión en 1492. De los entorno a mil habitantes afectados, una parte de ellos se convierte al cristianismo (es el caso de la poderosa familia de la Caballería), y el resto se desplaza a Navarra, el último refugio peninsular, y a Argelia y Salónica, en donde constituyen una comunidad con identidad propia.

Mientras tanto, la Inquisición comienza a actuar en la ciudad desde 1483, vigilando especialmente los casos de falsas conversiones. En 1485 se produce el asesinato de Pedro Arbués, inquisidor del reino, mientras rezaba en la Seo de Zaragoza, y su cuerpo es arrojado al Ebro. Como consecuencia de este hecho se desata una terrible represión entre los nuevos cristianos, que se cobra numerosas víctimas, declinando su poderío irremisiblemente a partir de entonces.

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