Ibn Gabirol es considerado como el más grande entre los poeta judíos de Al-Andalus, aunque también destaca como filósofo neoplatónico.
Recibió, tanto en vida como después de muerto, diferentes nombres y sobrenombres. Es Selomoh ben Yehudah ibn Gabirol para los judíos, Abú Ayyub Sulaymán ibn Yahya ibn Jabirul entre los árabes, Avicebrón para los cristianos, al-malaquí (el malagueño) según él mismo, e incluso al-qurtubí (el cordobés) según otros autores.
Nació en Málaga hacia 1021, en el seno de una familia judía cordobesa que había salido de la capital huyendo de las luchas que sucedieron al final del califato. De constitución débil y enfermiza, padeció toda su vida de alguna enfermedad incurable que le llenaba el cuerpo de llagas. Siendo niño, viaja a Zaragoza, donde recibe educación. Se queda huérfano muy joven, aunque dada la precocidad de su genio poético, es protegido por Jekuthiel ben Isaac ibn Hasán, el visir judío de al-Mundir II, rey de la taifa de Zaragoza, al que dedica gran parte su primera producción formada sobre todo por panegíricos.
Después de que su mecenas fuera asesinado tras una revuelta, se traslada a Granada, recibiendo allí la protección del visir Samuel ibn Nagrella, con el que mantiene una tensa relación en la que se aunan la admiración y la rivalidad mutua. Es nombrado preceptor del hijo del visir, Joseph, y por un breve periodo de tiempo, lleva una vida cómoda y sin sobresaltos.
Vuelve a Zaragoza, donde acaba recibiendo un herem, o condena al ostracismo por parte de la comunidad judía, sin que nos hayan queden muy claros los motivos, aunque son bien conocidas sus ideas poco dogmáticas, así como su carácter difícil y su soberbia, que le acarrearon graves problemas a lo largo de su vida. Como prueba de ésta última, he aquí un poema de su juventud:
"Yo soy la poesía, y la poesía es mi esclava.
Para poetas y músicos soy un arpa.
Mis poemas son como coronas de reyes,
tiaras en las cabezas de los magnates.
Aquí me veis, tengo dieciséis años,
mas mi mente comprende como un octogenario"
Muere muy joven en Valencia en el 1058, al parecer mientras se disponía a embarcar hacia oriente, dejando una producción literaria que se ve fuertemente revalorizada con el transcurso del tiempo entre cristianos, árabes y judíos.
Es autor de una ingente obra poética laica que abarca desde panegíricos y elegías a mayor gloria de sus mecenas, a sátiras y autoelogios, que si bien eran temas cultivados por los poetas árabes, suponían una novedad no muy bien recibida entre los hebreos.
Sirva como ejemplo la elegía dedicada a Jekhutiel ben Isaac:
Sirva como ejemplo la elegía dedicada a Jekhutiel ben Isaac:
"Mira el sol rojizo de la tarde
Como si se hubiera vestido de escarlata.
Despoja de color el norte y el sur,
Y reviste de púrpura el occidente.
Y la tierra la deja desnuda,
Acobardada en la sombra de la noche.
Los cielos se oscurecen, vestidos de negro,
De luto por Jekhutiel"
También escribió poesía religiosa, la mejor de la historia del judaísmo andalusí. Se le atribuye el piyyut Adon Olam, Señor del Universo cantado en las sinagogas de todo el mundo hasta el día de hoy. Destaca asímismo el Keter Malkut, Corona del reino, un largo poema místico en el que la tradición judía se ve imbuída de filosofía neoplatónica.
En lengua árabe compuso el tratado conocido como Fons Vitae (La fuente de la vida), que utiliza el diálogo platónico como recurso filosófico para la reflexión sobre la
forma de la materia universal, y la composición y
significación de todo ser fuera de Dios, obra que ejerció una gran influencia en la cristiandad durante la Edad Media. En un segundo tratado conservado, el Kitab islah al-ahlaq, La corrección de los caracteres, se ocupa de la ética y la moral, al margen de la religión.
Aquí os dejo una traducción del Adon Olam y una curiosa (y preciosa) versión klezmer con toques jazzísticos, para que disfrutéis con la obra de mi ilustre paisano:
El Señor del Universo, quien reinaba
antes de que nada fue creado,
cuando todo fue hecho por medio de su voluntad
fue reconocido como Rey.
Y cuando todo termine
Él todavía, solo reinará.
Él fue, es,
y será en la gloria.
Y Él es uno, y no hay otro,
para comparar o unirse a Él.
Sin principio, sin final
y a Él pertenecen el dominio y el poder.
Y Él es mi Dios, mi viviente Dios
a Él debo acudir en el tiempo de la aflicción,
y Él es mi milagro y mi refugio,
quien contestará, el día que yo le llame.
A Él encomiendo mi espíritu,
en el momento del sueño y el despertar,
incluso si mi espíritu me deja,
Dios está conmigo, yo no temo.
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