Samuel ha-Naguid (el príncipe) ibn Nagrella es un personaje fascinante cuya memoria ha sido injustamente barrida de la historia.
Su biografía y la de su hijo ilustran de forma ejemplar el ciclo de adquisición de poder económico y político, caida en desgracia y persecución que habría de acompañar a las comunidades judías desde entonces en la España medieval.
Nació en Mérida en el año 993, pero se trasladó a Córdoba, la capital cultural del occidente europeo con su familia siendo niño. Allí recibió una educación esmerada que incluyó, aparte del estudio del Talmud, gramática, medicina y varios idiomas: hebreo, árabe, arameo, latín y griego. Debido al colapso sufrido por el Califato de Córdoba y la consiguiente guerra civil, emigra a Málaga, entonces bajo el dominio de la taifa de Granada donde establece un negocio de comercio de especias y, donde al parecer, también ejerce como prestamista.
En un el transcurso de una gestión administrativa, llama la atención del canciller del visir del rey zirí de Granada por su excelente caligrafía y retórica, por lo que le ofrece un puesto en la corte. Ibn Nagrela se instala en esta ciudad, e inicia un fulgurante ascenso en la corte, siendo nombrado él mismo canciller, y posteriormente visir.
Al tiempo que su influencia aumenta, recibe el nombre de ha-Naguid, príncipe de las aljamas judías de Al-Ándalus, en 1027 e inicia una labor de protección de la comunidad hebrea, que llega a tener unos 5000 miembros durante su mandato, así como de las artes y las ciencias, soñando con reproducir y alimentar la rica herencia cultural cordobesa en Granada.
Puerta Monaita de la Alcazaba Cadima, en el Albayzin (Granada) |
Entorno a su figura, y en su propia residencia, se reunen la flor y nata de la poesia hebrea del momento, la mejor de todos los tiempos: Yehuda Halevi, Moses ibn Ezra, y sobre todo, Salomon ibn Gabirol, aparte de ser él mismo un reconocido poeta. Sabios, hombres ilustres y estudiosos disfrutan también de su mecenazgo.
En lo político, se convierte en el hombre con más poder del reino, inmediatamente después del propio rey Habús ben Maksan y cuando éste muere, de su hijo Badis ben Habús, siendo quien realmente ejerce el gobierno de la taifa por delegación, hasta su muerte en el 1055. No sólamente ostenta el poder administrativo, sino también el militar. Es el único caso conocido en la España medieval de un judio que dirige un ejercito como estratega, protagonizando grandes éxitos en la conquista y el sometimiento de territorios: Sevilla, Málaga, Almería, Murcia, consiguiendo así el reino su momento de máxima expansión.
Se dice de Ibn Nagrella que, pese a ser judío y causar desconfianza entre la población árabe debido a su poder casi absoluto, supo mantener a raya a sus enemigos políticos con sus enormes dotes diplomáticas y sus incontestables logros para el bien común.
Puerta de Elvira (Granada) |
Cuando muere, y tras ser honrado como si de un principe se tratara, hereda el cargo su hijo Josef . Las fuentes judías laudatorias de la época, lo describen como una persona adornada de las mismas virtudes que su padre, excepto la de la humildad. Las crónicas islámicas lo acusan de abuso de poder y la propagación de un rumor, no del todo demostrado, que le atribuye haber intentado derrocar al rey Badis, desemboca en 1066 en un gran levantamiento popular que termina con la crucifixión de Josef y el asesinato de más de 4000 judíos en sus propias casas. Es el primer y más grave episodio de ataque contra la población judía que se da en la España medieval.
Los supervivientes que consiguieron huir de la matanza, se refugiaron en Lucena, incluida la propia familia de ibn Nagrella, quedando la memoria de Samuel y Josef maldita a partir de ese momento en las crónicas islámicas.
Como gramático, escribe más de veinte obras, la más celebrada, El libro de la riqueza. Como poeta, Samuel ibn Nagrella cultiva tanto la lírica religiosa como profana de profunda influencia árabe, incluyéndose en éste último apartado composiciones no sólo amorosas, sino también (lo que supone un caso único) bélicas y de carácter político. Se le considera como el impulsor de la aceptación de la moaxaja como género literario entre los círculos cultos.
Aquí os dejo uno de sus poemas bélicos:
Hijo mío, sabe que ha huído en desbandada
la maldita tropa de enemigos,
se ha dispersado por los montes
como tamo de avena arrastrado por el vendaval,
esparcida por los caminos
como ovejas sin pastor.
Y otro más de su producción secular, en el que se autorretrata como bon vivant al modo andalusí:
Nada hay mejor que la fama,
el buen vino,
un cantor melodioso
y un buen amigo con el que apurar las copas,
que se arrodille ante Dios de día,
y se postre ante el vaso de noche,
que lo beba y olvide su aflicción.
Leyendo "La Alhambra de Salomón", de José Luis Serrano, se me creó tal confusión sobre este personaje, que decidí investigar, antes de terminar el libro, quién pudo ser este judío desconocido para mí, y tan fantástico según la versión del mencionado autor. Ahora podré continuar la lectura sin ese malestar y desasosiego que me impedía disfrutar plenamente del texto, una vez acotada la biografía S. Ibn Nagtrella.
ResponderEliminarEs un personaje muy interesante, polifacético, genial y triunfador y por ello resulta terriblemente injusto que haya sido olvidado.
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